En las energías de la Revolución

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 
Valoración:
( 1 Clasificación )

 La confianza de Fidel en su conducta y en su liderazgo y la lealtad de Camilo a su jefe y a la Revolución, deliberadamente manipuladas por el enemigo, trascienden el episodio de Columbia con aquel «¿Voy bien, Camilo?», o la pintoresca jugada del Estadio del Cerro, cuando quedó claro que «contra Fidel ni en la pelota»

Comandante Camilo Cienfuegos

En Jobo Rosado rebautizó para siempre a Manolo Matojo y a Personita, dos de los combatientes más queridos de la tropa, quienes literalmente perdieron sus nombres cuando lo conocieron; en Juan Francisco le rogó a Rosalba, la guajira más bonita de la comarca, «que no le creyera a nadie más», que el único soltero que habitaba en toda la columna era él; y en Yaguajay, cuando el Che con su fino humor de argentino le ofreció la boina para que pudiera tomar el cuartel, él le respondió con toda la agudeza del mundo: «Mejor coge tú mi sombrero para que rindas a Santa Clara».

El periodista Guillermo Cabrera Álvarez lo definió como El hombre de las mil anécdotas y el Che Guevara se inventó el término «camiladas» para referirse al inventario de ocurrencias, de jaranas y a esa gracia criolla que su amigo iba desperdigando a lo largo de aquella guerra, en la que, –valga la coincidencia– él mismo lo consideró también como el combatiente más brillante.

Desconectado del Movimiento 26 de Julio y de la Generación del Centenario, el Comandante que este seis de febrero estaría cumpliendo 89 años, fue de los últimos en alistarse en el Granma, pero de los primeros en domar la Sierra Maestra.

Con solo 26 años, Camilo se convirtió en el primer jefe guerrillero que salió a enfrentar al ejército fuera de aquella muralla natural, un mandato de Fidel que lo llevó a las puertas de Bayamo y lo contagió con el mito cuando salió ileso en el cerco de Monte la Estrella.

La confianza de Fidel en su conducta y en su liderazgo y la lealtad de Camilo a su jefe y a la Revolución, deliberadamente manipuladas por el enemigo, trascienden el episodio de Columbia con aquel «¿Voy bien, Camilo?», o la pintoresca jugada del Estadio del Cerro, cuando quedó claro que «contra Fidel ni en la pelota». 

Él se encargaría de hacerlo todavía más explícito días antes de desaparecer, cuando frente al Palacio Presidencial, en el que sería su último discurso público, le recordó a toda Cuba que «estos campesinos, estos obreros, estos estudiantes (…) nos dan las energías suficientes para seguir con la Revolución».  

Información de GRANMA


 

Escribir un comentario

El Portal del Ciudadano se reserva el derecho de moderar aquellos
comentarios que irrespeten los criterios ajenos, ofendan, usen frases
vulgares o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.


¿Le ha resultado útil la información publicada en este portal?