Sancti Spíritus, como el resto del país potencia acciones encaminadas a combatir aquellas personas y acciones que se aprovechan del desabastecimiento del país para lucrar y enriquecerse, aumentando los procesos inflacionarios y dificultando el acceso de la mayoría de la población a los productos.
Cuando María vio que el Yogurt se agotaba ante sus ojos, sintió perder toda una mañana de trabajo. Pero lo que realmente le molestó fue que una de las personas que había comprado esa mañana en la cola proponía la tina al doble de su precio en las redes sociales.
Situaciones como esta se vuelven cotidianas en la provincia espirituana, pero su impacto se multiplica cuando las presiones del bloqueo y los efectos de la pandemia dejan fuertemente debilitada a la economía cubana y su capacidad para poner a la venta alimentos y otros productos básicos para la población.
En los últimos dos años las autoridades espirituanas realizaron más de 5 mil acciones contra este tipo de ilegalidades y un número de 78 personas fueron detectadas como coleros, en su mayoría en centros comerciales de Moneda Libremente Convertible (MLC).
Por infracciones como estas, 164 personas fueron procesadas por los tribunales, aunque estas iniciativas se mantienen insuficientes en el panorama de la provincia.
En esta lucha contra la reventa 9 casas almacenes fueron detectadas y desarticuladas. En ellas se guardaban productos tan disímiles como cemento, productos agrícolas, petróleo y aseo personal con los que se lucraba sin que mediara nada más que la reventa.
La cola en las redes sociales
Las redes sociales desarrollan un ambiente de impunidad al que parece no llegar la ley. Decir y hacer en ellas ha devenido en una suerte de potrero donde la ilegalidad de los coleros se hace más patente aún que en las propias calles.
Grupos en Facebook, Wasap y Telegram se utilizan para la oferta impune de gran parte de los productos acaparados de la oferta estatal, que en esas plataformas multiplican arbitrariamente sus precios.
Desde aseo personal a medicinas pueden adquirirse por estas vías, donde la posibilidad del anonimato o la identidad falsa protegen la impunidad de quienes la utilizan con este interés.
Una cola que se arrastra
Con el trabajo en conjunto del Ministerio del Interior, la Policía Nacional Revolucionaria y los grupos de trabajo de la Lucha Contra Coleros se detecta que el problema no radica en individuos aislados. Se han detectado que implican a trabajadores y administrativos de tiendas y almacenes que aprovechan su posibilidad para favorecer a los revendedores, a la vez que permiten la desorganización en las colas y la distribución de productos.
Todas problemáticas con las que el trabajo realizado aún se mantiene insuficiente si se tiene presente el costo económico, demora para la población y molestias que surgen de las ilegalidades relacionadas a los coleros y reventa de productos. Un mayor rigor en las acciones y en la aplicación de la ley deberán reforzar esta batalla.
Es la única manera de minimizar casos como el de María, para que la serpiente nunca más muerda la cola.
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